Stefany Siefert
-Destaco una cara de forma redonda, pequeña, de piel no muy clara ni muy oscura, de un color trigueño que se distingue por su apariencia dorada cuando está bajo el sol. La textura de la piel es suave como la de una muñeca de porcelana. Aquellos ojos muestran una forma ovalada, de tamaño grande y color marrón oscuro. Cada uno está separado de manera tal que encajan simétricamente en su rostro. Por otro lado, sus párpados rectos complementan esos orbes brillantes como el diamante y sus pestañas largas, rectas, negras y finas, proyectan ternura y audacia. Sus cejas son pobladas, negras y arqueadas y de forma elevada al final de cada una, como un arcoíris, proyectan tranquilidad y paz.
Descendiendo, logro encontrar su nariz, cuya forma es fina, que cae recta llegando a una punta redonda. Su tamaño es proporcional al pequeño tamaño de su cara y se destaca por una cantidad visible de diminutas pecas que terminan en la parte superior de las mejillas, idénticas a una naranja.
Más abajo, se encuentran labios grandes cuya forma es de corazón que resalta su carnosidad. Están delicadamente pintadas de un color rojo profundo y provocan sensualidad y rebeldía al momento que los unes con el resto de su cara.
Posteriormente, puedo apreciar su cabello largo hasta la mitad de la espalda, totalmente lacio y de color negro azabache, que hace notar de manera única el brillo y la sedosidad de éste, así como cada uno de los cabellos de un pincel transmitiendo pureza y alegría. Aquellas hebras oscuras ocultan un par de orejas pequeñas, finas, de lóbulos protuberantes, separados y perforados por una pareja de aros dorados, emitiendo ingenuidad. Finalmente puedo decir que su rostro en su totalidad refleja una combinación entre serenidad y viveza.
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